jueves, 17 de septiembre de 2015

Entre el cuy andino y la puerca rajaleñera ¿Guinea pig?

por: Héctor Hernando Parra Pérez

En plena sesión de digitalización de material sonoro rajaleñero contenido en casete, tuve la repentina aparición en mi mente de los personajes televisivos conocidos como “Los trovadores de cuyes” y no precisamente por el animalito que me hace compañía desde hace unos meses. Al escuchar a la puerca terca y reiterativa en esas vetustas grabaciones, hice una serie de conexiones conceptuales que han traído a este escrito.
Hace unos meses, cuando nos dirigíamos a la hermana República del Ecuador, cuando se hace necesario el paso por el puente de Rumichaca, recordamos en grupo al legendario tamborero neivano, que hallaba en esa palabra a su propio sobrenombre: El señor Cuellar, se destacaba como eminente cantor de coplas de rajaleña en la ciudad de Neiva acompañándose de su tambor, parece que desde los mismísimos años cincuentas del recientemente pasado siglo. ¿Cómo un tamborero de la ardiente capital del Huila podía identificarse con el puente del gélido paso entre Ipiales y Tulcán? El caso es que ciertos motivos melódicos de la música campesina nariñense, también están presentes en el picaresco aire del norte del Huila y talvez, si nos remitimos en sueños a los antiguos caminos que ha recorrido el bambuco, encontremos una mirada que nos permita esclarecer estos vínculos ahora un poco velados por el tiempo, el olvido y el desarraigo. Al fin y al cabo, Guaneña, rima con Rajaleña, al son del “Papa con yuca”.
De vuelta de nuestra travesía, en la que también visitamos al Bambuco viejo de Papá Roncón, allá en Borbón; y al tondero relatado por Víctor Mendoza Monasterio en compañía del carismático Noél Adrianzen, allá en Piura; notamos que la puerca, como recuerdo turístico más que como instrumento musical, abunda en las tiendas de artesanías de la capital de Nariño. Un instrumento que nunca ha sido relacionado con los sones sureños, los sanjuanitos o los pasillos, ahora, por cuenta de los comediantes televisivos, se ha tornado en un ícono del bufo estereotipo pastuso, tan emparentado con el gallego. Si sea una moda pasajera o no, lo cierto es que es más fácil encontrar una puerca en Pasto por éstos días, que en la misma Neiva, aunque sea por la cantidad.
Por último, no sobre decir que mucho de africano tienen esos tambores de fricción como el furruco, la puerca, la cuica y la zambumbia. Incluso, esta última, es la que más bantufonía guarda en su nombre, pese a que, de todos los instrumentos antes citados, es la que menos se ha querido relacionar con su etíope ascendiente. 

Puerca que hace parte de la colección "Caballito del maizal" Elaborada por Roberto Gutierrez, taller Con las Manos, Ibagué, Colombia. Foto: Héctor Hernando Parra Pérez