ALGUNOS APUNTES
SOBRE LA FLAUTA DE MILLO O PITO ATRAVESA’O
Por: Héctor
Hernando Parra
Pérez
La atribución de un
origen amerindio para un instrumento musical de raíces africanas, no es exclusivo para la flauta de millo en el caso colombiano. Para citar un caso, la etnia Awá, del departamento de Nariño, narra un mito
sobre el origen de la marimba, el cual, menciona que dicho instrumento proviene del canto del pájaro marimbero que hablaba todos los idiomas y le enseñó a hablar a
la palma chonta y a
otros árboles con el fin de ayudar a los seres humanos con su medicina. Tuve la oportunidad de compartir con indígenas de ésta etnia, que en calidad de
desplazados por los actores armados, llegaron al departamento del Putumayo, más precisamente al municipio de Valle de Guamuéz, resguardo de Santa Rosa, territorio que comparten con indígenas Quechuas, Nassas y Cofanes.
¿Qué decirles a ellos de la etimología bantú del prefijo Mah- y el sufijo -limba? Para ellos, y para sus vecinos colonos, la marimba es indígena. Algo que se suma a este dato, es el hecho de que ellos reconocen que “Los
hermanos afro también
tocan la marimba, pero no lo hacen con fines de curación sino de simple diversión”. El
plus de la historia, es que los Awá acompañan la interpretación de la
marimba con el sugestivo tambor llamado
cununo, instrumento unimembranófono de sistema de tensión cincho-cuña,
con
fondo cerrado. Tambor del
que comenta el maestro Guillermo Abadía Morales, que su nombre probablemente proviene del quechua cunununum, onomatopeya para el trueno.
Músicos de la etnia Awá, interpretando música tradicional de marimba en el resguardo Santa Rosa, Valle de Guamuéz, Putumayo, Colombia; en los talleres de creación literaria del Plan Nacional de Lectura y Escritura del Ministerio de Educación nacional “Leer es
mi
cuento”, noviembre de 2013. Foto: Héctor Hernando Parra Pérez.
En los departamentos de Sucre y Córdoba, en el caribe colombiano, vive la
etnia Zenú o Sinú, heredera de los
grupos culturales homónimos que habitaron las llamadas Sabanas de Bolívar
y que en tiempos prehispánicos
lograron
un
notable desarrollo tecnológico del que son testigos la orfebrería
y los canales para el
manejo hidrológico estacional de los ríos Sinú y San Jorge. Dicha etnia, que está en un avanzado proceso de deculturación,
actualmente, ha buscado reafirmar sus valores culturales, y dentro de estos valores, es importante notar la práctica
musical y dancística
del llamado Porro,
género musical
distintivo que tiene características propias
que lo diferencian de formas
musicales homónimas de la misma región caribe, y aún, del territorio caribe occidental. El porro que tocan los actuales indígenas
Zenúes, y sus vecinos
mestizos, se interpreta con
tambor
hembra
(alegre) bambuquito
(especie de llamador tocado con palitos) ambos
unimembranófonos
de
fondo abierto y sistema de tensión
cincho-cuña; maracas y pito atravesa’o, es decir, el clarinete idioglótico traverso de cuatro agujeros de
digitación que en
otras subregiones del
caribe colombiano llaman flauta de millo.
El conocimiento que tuve de ésta práctica, fue al viajar desde la ciudad de Ibagué al Festival Nacional de Pito
atravesa’o “Pablo Domínguez”, que se efectúa en la población de Morroa, departamento de Sucre, en el año
2009. Fue un mundo totalmente nuevo y desconocido en el que tuve la oportunidad de reconfigurar mi relación con el porro y la cumbia.
La
primera imagen mental que tengo, es la de escuchar una flauta de millo con una afinación no temperada, acompañada de los instrumentos de percusión arriba
mencionados, tocando un género que en ese
momento identifiqué como Son corrido, por la referencia que tenía desde el disco “Cantadora” de la cantante Totó la momposina, con el tema “Mañanitas de diciembre”, autoría del cañamillero Aurelio Fernández,
de
Botón de Leiva, Margarita, Bolívar. Al adentrarme en el patio y dialogar con
los
músicos, pude saber que el
tema
interpretado llevaba por nombre “Hojita
de
toronjil” y que el
género musical
era porro. En el desarrollo del
festival pude interactuar
con varios músicos, la mayoría de ellos de edades avanzadas, de municipios como Corozal
y Morroa, y de esa
manera, confirmar que en efecto,
el instrumento melódico tocado se llama Pito atravesa’o o simplemente pito, y que la especie musical predominante, es el
porro. En una entrevista
que
tuve la oportunidad
de
hacer al señor García, de la vereda “Las tinas” de Corozal, Sucre, pude saber, que el material con el que se
elaboran las cañas se llama carrucha,
más delicado y de menor diámetro que el que ofrecen las cañas
de
carrizo, usadas para la confección de los instrumentos usados para la cumbia en los departamentos de Atlántico, Bolívar
y Magdalena. En cuanto a la leyenda sobre el origen
del
instrumento musical melódico, se tiene como herencia indígena prehispánica, así como
su hermana la gaita.
Señor García, pitero de la vereda Las Tinas de Corozal, Sucre, Colombia, Festival Nacional del pito atravesa’o 2009. Foto: Héctor Hernando Parra Pérez. Nótese que los nudos de la caña delimitan las dimensiones del instrumento al menos, en uno de sus extremos.
De todas maneras, también la tradición
oral relata la presencia de una pretérita población
afrodescendiente
esclavizada en el trabajo de corte de caña en una antigua hacienda, que comprendía el territorio en el que hoy se ubica el municipio casa del festival, sin precisar
fechas, nombres u otros datos puntuales; sin embargo, resulta sugestiva la presencia del hidrónimo “Cambimba” que denomina a
un
arroyo. Casimba, en la lengua criolla
palenquera, es pozo de agua, o lugar para lavar
la ropa.
Intérprete de pito atravesa’o durante el desfile del festival, Morroa, Sucre, Colombia, julio 2009
Sin querer caer en estereotipaciones de tipo racial,
si resulta inquietante el hecho de que la mayoría de los piteros
actuales de Morroa y
municipios vecinos,
muestran rasgos que no los vinculan con un fenotipo africano
predominante; asimismo resulta inquietante que la flauta actualmente se interprete en poblaciones que no fueron palenques o no tuvieron ese tipo de poblaciones cercanas. Aunque escuché a algunos pobladores asegurar que Morroa fue palenque o tuvo palenques de negros cerca, este no es un indicio fácilmente constatable como ocurre con
otras poblaciones en inmediaciones de los Montes de María. Si bien
Morroa hace parte de las sabanas de Sucre, y su ubicación está relativamente cerca al
mar, su población no muestra una mayoría demográfica racial afrodescendiente, como es el caso común de la zona; del mismo modo, sus
pobladores tampoco parecen
identificarse con el elemento africano, y más bien si, con el aporte indígena, al que también resaltan
desde la tradición artesana de sus
tejidos, como mochilas y hamacas; y por
supuesto, al aporte hispánico.
En resumidas cuentas, los pobladores relacionan a la zona baja de los montes de María, con una mayor parte de la población negra (De allí el nombre de la población Marialabaja,
Bolívar, sede de un importante festival de bullerengue) y a
la zona alta, con una mayoría de población mestiza, pueblos de gaiteros y piteros, musicalmente hablando y es cerca
de allí donde se ubica Morroa.
En cuanto a la otra gran zona en la que se cultiva el pito atravesa’o, es necesario remitirse al Río Grande de la
Magdalena, en su parte baja, en los departamentos de Magdalena, Bolívar y Atlántico, siendo éste último el
departamento que acuna la ciudad de Barranquilla,
cuna de hábiles milleros, término usado localmente, ya que allí, el término pito atravesa’o da paso al de caña de millo o
flauta de millo:
Barranquilla, con el tiempo, recibirá
las fuerzas creativas de los pueblos rivereños del Magdalena. Al parecer, históricamente la población de El Banco, en el departamento del Magdalena, albergaría en tiempos prehispánicos (¿cuáles tiempos?) a las tierras del
cacique Pocabuy, (¿Cuáles tierras?¿Qué etnia?¿Quiénes eran los malibúes?) citado prolíficamente por el fecundo compositor José Benito Barros Palomino, como la cuna de la cumbia, con todo y flauta de millo. Este mundo rivereño, presenta unas características geográficas, ambientales, históricas y sociales diferentes a las de las sabanas de Bolívar, Córdoba y Sucre, en donde el río Magdalena habría ayudado a configurar a su vez, dos geografías humanas diferentes y complementarias
en cada uno de sus brazos. El brazo de Mompóx, habría
albergado al poder virreinal en la población momposina, irradiándolo a las poblaciones vecinas; mientras que el
brazo de Loba, presentaría más bien, la oportunidad de escape y de refugio para los negros bogas, vaqueros y pescadores que en la inaccesibilidad de sus ciénagas y boscajes, verían la oportunidad para perpetuar
sus saberes. Curiosamente, la historia de la flauta de millo aparece y desaparece entre ambos brazos con unas y otras
influencias narradas, escritas o vividas en la actualidad y así siguen surgiendo preguntas sobre el origen y práctica
del
aerófono que nos inquieta. El Banco, siendo puerto fluvial de gran importancia que conduce a las poblaciones
de
Magangué, de Mompóx, de Cartagena; es la sede de festival nacional de la cumbia, con las leyendas que vinculan el origen de la flauta y los bailes, de origen fúnebre,
del país de Pocabuy, con los tambores esos si, africanos, y el vestido y las coplas españolas. Es allí donde se practica
una cumbia en rueda, elegante y virtuosística,
que
se tomaría como paradigma o modelo interpretativo, tanto en lo dancístico como en lo musical, respecto a los otros lenguajes flauteros del caribe colombiano, y desde allí, río abajo, a la ciudad de Barranquilla. Sin embargo, y volviendo al brazo de Loba, las poblaciones cercanas de San Martín de Loba, Hatillo de Loba, Barranco de Loba o Tamalameque, pertenecientes al dicho brazo y que cuentan con una
población mayormente afrodescendiente, no se han caracterizado por cultivar la cumbia o la flauta de millo, a cambio de cultivar el género de bailes canta’os
llamado Tambora, con sus especies como son, tambora-tambora, tambora alegre, tambora redoblá’ (exclusiva de
San Martín
de Loba)
Berroche,
guacherna
y chandé. Allí, si bien se ha tocado flauta de millo, constituye ésta, junto a la gaita, expresiones
marginales y
orbitantes
en tanto a los bailes canta’os,
y no son por si mismo protagónicos.
Conjunto de
flauta
de millo
en medio del festival nacional de la tambora en San Martín de Loba, Bolívar, Colombia, noviembre de 2010. Foto: Héctor Hernando Parra Pérez.
En cuanto al brazo de Mompóx, (Territorio que no he visitado) el cultivo de la flauta de millo está asociado
principalmente con danzas
estructuradas, como es el caso de la danza de Las Farotas, del
municipio de Talaigua
Nuevo.
Es sumamente interesante que la tradición oral reconozca que la palabra farota
deriva del árabe, y de allí sería
interesante hacer una asociación
histórica entre la manifestación dancística, los aerófonos de lengüeta y el étimo. Sin embargo, el caso se repite, y el origen legendario de la danza, se le atribuye a los indígenas, que,
aburridos del abuso que los españoles tendrían hacia sus
mujeres, deciden trasvestir a sus guerreros,
para emboscar a los lascivos hispanos. A pesar de que las danzas tienen elementos
simbólicos europeos, como los diablos, la teatralización bufa de los animales, en el caso de las danzas de los coyongos
o del gallinazo, la
mentalidad popular asocia estas
danzas, asocia nuevamente tambores con negros,
flautas y maracas con indios y
vestidos y coplas con españoles.
Conjunto musical de las Farotas de Talaigua Nuevo, Bolívar, durante las Fiestas de la cosecha, Pereira, agosto de 2005. Foto: Héctor Hernando Parra Pérez.
Para finalizar, en la novela del costumbrista antioqueño Tomás Carrasquilla, La Marquesa de Yolombó, aparece
el baile de “El perillero” como parte del repertorio de los negros esclavos de las minas de la
antigua provincia de
Antioquia, presumiblemente en las actuales
poblaciones de
Cáceres, Remedios y Zaragoza. Dicho baile,
aparece asociado a las antorchas
en medio del baile y a los cuerpos sudorosos de los
hijos de África. Actualmente, el perillero es una especie
musical que hace parte del repertorio de los cañamilleros mestizos del brazo de Mompóx,
mientras que en San
Basilio de Palenque, para citar
un
caso, no hay relatos de flautas, sino sólo de tambores.
http://unradio.unal.edu.co/nc/detalle/cat/con-alma-de-ninos/article/pitos-y-flauticas.html